(Foto
tomada un día, de pura suerte, que encontré la playa sin tanta suciedad)
Mª Dolores Gutiérrez Rodríguez
Málaga, ciudad famosa por calle Larios, la feria, el estadio
y equipo del Málaga y, actualmente, por Pablo Alborán (aunque a más de uno/a le
duela). Tiene más cosas, pero ahora mismo no me acuerdo.
Llevo, aproximadamente, año y medio en esta ciudad andaluza,
de clima templado y viento amenazador, esto viene a que como le dé por soplar
fuerte, no hay quien avance 3 pasos sin retroceder 5.
En de lo que realmente quiero comentar es sus playas. Solo
he tenido la oportunidad de pisar La Malagueta y La Misericordia. Centrándome
en la primera: los vendedores ambulantes
que pasan más veces que recuerdas, los niños tirándote arena, los guiris (con
más alcohol en vena que sangre) tirándote arena, esos socavones en mitad de la
playa sin venir a cuento y sobre todo, LA SUCIEDAD; no hay huevos quien
disfrute de un poco de sol de manera apacible. Que todas las variantes
mencionadas son algo común en todas las costas que haya pisado pero, lo
determinante, el poco cuidado de esa playa, que es la que frecuento o frecuentaba.
No entiendo, como una ciudad como Málaga, con tanto turismo
por su costa, sus fiestas, monumentos y demás, puede tener una parte de su
ciudad tan descuidada: compresas, cajas, bolsas, botellas, cigarros… y más
cosas, esparcidos a lo largo y ancho de la arena y del agua. Una costra de
MIERDA que te dan ganas de irte a tu casa y tomar sol en la terraza, sin riesgo
alguno a pillar lo que no tienes.
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