Tenía unos 10 años cuando salió la película Harry Potter y la piedra filosofal, y jamás pensé que dicha película me afectaría tanto psicológicamente… pues después de verla, pensé que a mi undécimo cumpleaños recibiría la famosa carta en la que sería aceptado, eso sí, como muggle, hijo de padres “no mágicos”, en la escuela Hogwarts de magia y hechicería.
La
película me marcó tanto, que empecé a creerme mago, y es que con esa fantástica
banda sonora, esa trama y esa historia tan mágica, como para no, a esa temprana
edad, creérselo todo.
La
verdad es que el director Chris Columbus realizó un trabajo perfecto para mi
parecer, eso sí, sin olvidarnos de la gran artífice escritora y creadora del
relato J.K. Rowling.
Son
siete las películas que se han realizado, pero para mí ninguna posee la magia,
la innovación y la genialidad de la primera de esta larga saga. He de decir que
no soy lector de todos los libros que completan dicha saga de Harry Potter,
pero sí fiel seguidor de sus películas.
La
intención con la que se intenta mostrar ese mundo mágico, paralelo al mundo
real, en el que los problemas divierten y se convierten en divertidas aventuras
de final feliz, puede servir a muchos de evasión de dicho mundo real. No sé
decirlo a ciencia cierta, pero seguro que miles de niños y niñas del planeta,
que han sufrido problemas, como la separación de sus padres, como fue en mi caso, han tenido su momento de evasión
hacia un mundo diferente, un mundo en el que los problemas divierten, a
diferencia de la vida real…
Quizás
muchos críticos “expertos” califiquen este film, como un film comercial, lleno
de efectos especiales, el cual solo ha
sido creado para llenar los bolsillos a las grandes productoras
cinematográficas, como es, en este caso, la Warner Bros, pero, en mi caso, y
alejándome de todas esas “sabias” críticas, califico esta película como uno de
los mejores films pertenecientes al género fantástico.
P.D.: A
día de hoy, aún espero la carta, aunque no con el mismo entusiasmo de antes…
Adrián Rueda Rueda GR-5
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