(Panorámica de abajo arriba. Camino Santa Ana. Torredelcampo, Jaén)
Mª Dolores Gutiérrez Rodríguez
Fríos los pies
caminan por terreno pedregoso, incansable
caminante. Sin ninguna piedra grande donde apoyarse ni llano en el que pararse,
se aparta a un lado del camino, entre altos árboles que la protejan del sol
crecido.
En mitad de la
cuesta arriba mira al infinito, abajo el principio, arriba lo desconocido.
“Caminante no hay camino, se hace camino al
andar” - Antonio Machado.
Sin rumbo fijo,
sin saber que nos tiene preparado el destino, caminamos imparables. Descubrimos
nuevos mundos, nuevas ideas. Tomamos nuevas rutas y seguimos buscando un todo
en la nada. A veces caminamos solos, otras acompañados. Sin dudar, el camino
siempre nos parece cuesta arriba pero, sin pensar, acompañados comienza a
llanear. Mas hay que saber que no todos son hombros en los que apoyarse. Ánimas
con máscara que evitan que sigas avanzando, que ciegan tu razón y ponen más
piedras en tu trecho. Provocan el infortunio, juegan con las palabras,
manipulan los sentimientos. Se convierten en lastres, anclas que arrastrar.
No estamos
obligados a hacer lo que no queremos, decir por complacer, aparentar por encajar ni
sentir vergüenza de lo que somos. No somos adláteres de nadie. Nuestra historia
la escribimos nosotros.
El que quiera
que camine contigo; el que no, que se quede en el camino.
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