No sé si
habréis visto la película de Aronofsky o si habréis leído críticas sobre ello,
pero yo voy a hacer una crítica desde el punto de vista de la temática
principal de la película, la danza.
Como
bailarina que soy he de decir que estoy muy orgullosa de la película, ya que ha
mostrado la danza, su lado “oscuro”, en todo su esplendor.
La
sociedad en general tiene el concepto de la bailarina como una Sílfide, una
chica anoréxica que sólo dedica a bailar.
Darren en la película critica esta concepción y añade así una versión
más de las consecuencias que conlleva la obsesión con la danza: la
esquizofrenia.
En la
película, Nina (la protagonista) es una bailarina que trabaja en una gran
compañía de prestigio en EEUU. Cuando asciende en la compañía a protagonista en
el ballet El lago de los cisnes, se obsesiona tanto por tener que interpretar
dos papeles (el cisne blanco y el cisne negro), que recrea un personaje
ficticio (el supuesto cisne negro) que le persigue y la acecha. Ella lo
justifica creyendo que es una bailarina nueva que le quiere quitar su papel
protagonista, obsesionándose aún más.
Esta
obsesión la perjudica no solo psicológica sino físicamente llevándole a la
muerte, provocada por su recreado cisne negro.
La danza
requiere una disciplina y un control del cuerpo y la mente muy elevado, ya que
en todo momento se ha de ser consciente de la colocación de los músculos, de la
presión que ejercen, de su elasticidad, de su resistencia… La estética de los
movimientos, la plasticidad, velocidad…. Control en la expresión facial, la
mirada, el enfoque al público… Se ha de estudiar el papel que se interpreta,
los sentimientos que motivan a ese personaje, intereses, actitudes… Y a todo
esto hay que sumarle que mientras se tiene ese control, se ha de estar moviendo
y realizando ejercicios que contienen gran dificultad. El dolor añadido de las
bailarinas al llevar las zapatillas de puntas se ha de disimular y la presión
de la opinión del público y del resultado de la actuación tampoco tiene que
estar presentes en la expresión del artista.
Todo
esto requiere una perfección absoluta en la disciplina, que la gran mayoría de
las veces lleva a la obsesión, y en
otros casos, como vemos en la película, a la obsesión llevada a otro nivel.
La
actuación de Natalie Portman me parece alucinante y su preparación física y
psicológica es merecedora de todos los éxitos, ya que lleva a cabo en sus
escenas rodadas bailando todas las pautas mencionadas anteriormente.
Thaïs Tejeda del Río - GG B - GR 5
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