martes, 16 de abril de 2013

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Andrés 2: una persona con sentimientos.


A veces se ve un alboroto en una esquina de la facultad de modernos de Málaga. A veces, solo a veces, ese alboroto nos habla de expresión, de arte, de sentimientos, de sensaciones, a veces, solo a veces “Galería Central”.



Está Marc Jacobs y luego la chica que cuentan que se creyó merecedora de mi atención cortándose el pelo del pubis desnuda en público. Escribo esto desde mi alcoba, bajo la luz de un flexo. ¿Por qué no me incita esa imagen a tener sexo? Con mi mano, claro. (Estoy hablando de una exposición de arte moderno.) ¿Alguien de los presentes ve original esa obra de arte? García Vaquero. De hecho, me parece más bonito ver a una chica pasar vergüenza que fingir desparpajo (aunque sea hasta el punto de tenerlo).

¡Que alguien entre en mi! Por detrás o por delante. ¿Qué mayor “modernada” que mis entradas?, por otra parte. Estoy seguro de que alguno, a demás de mi, siente pena (y digo pena de verdad, en serio, lo he pensado mucho, y es pena) cuando ve a los organizadores de las exposiciones intentar mandar a callar a la gente que solo quiere cerveza gratis para que se le escuche al moderno pregonar. ¿A quién le interesa demonios?

Espero que algún día exponga algún gangsta allí. Los fotógrafos son muy malos, con sus desnudos y sus retratos en blanco y negro. De verdad, es repugnante. Por favor, que alguien con conocimiento de causa les pare los pies a esta gente, que se lo están creyendo, que luego se presentan a concursos y festivales, y que les seleccionan y que incluso ganan, y, maldita sea, esto no puede seguir así. Lo peor es que es bastante probable que todos estos “artistitas” tendrán una cultura artística acojonante, pero, maldita sea, ¿cómo se les puede dar tan mal imitar a sus ídolos?

Por otra parte, es maravilloso y muy arrogante por mi parte mirar (o creer mirar) la tierra desde fuera, como cuando miras los alrededores de un hormiguero. Muchas hormigas parecen estúpidas, intentando arrastrar cosas muy pesadas, o escalando por tu dedo creyendo que por ahí se escapa. Es divertido, tienen su función, aunque su función sea divertirme. Van a morir todas, joder, todas, las pienso matar. Empezáis a comprender ahora que soy el maldito rey.

Escúchame, tu, despreciable calendario de vampiro y la comunidad, ahora he recuperado mi anillo dorado*, puedo continuar arrogante contigo, ahora estoy en perfectas condiciones para decir: “te quiero y te odio, Fdo: El Mal”.

En resumen, no hay nada gangsta en Galería Central, ni en su gente, ni en su pared, ni en sus sobornos gratuitos, es todo depresivo, con todas esas personas que no tienen ni la más remota idea de qué piensa el resto sobre ellas.

Les ha hablado Vicente Martínez Marjalizo, desde Ill y noise en Illinoise.


 * Estaba reparándose en una joyería, antes me quedaba grande en el dedo índice de la mano                                             derecha, donde reside mi poder.



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