Aún tengo en mi habitación el folleto que
cogí hace 2 años, en las jornadas de puertas abiertas de 2011. Imagino que la
mayoría de mis compañeros sintieron lo mismo que yo cuando leyeron por primera
vez la descripción de ese folleto, fue una ilusión tremenda porque sabía que
quería hacer eso que ponía en el papel. Por si alguno no recuerda qué era lo que
nos vendían, cito textualmente:
GRADO EN
COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL
Los estudios de
Comunicación Audiovisual te capacitarán para crear, producir y realizar
productos de ficción y no ficción destinados a distintos medios de
comunicación, como son el cine, la radio, la televisión, internet y otros
medios asociados.
Si eres una persona
interesada en la creación audiovisual, si tienes un gran interés en la
fotografía, en la captación y edición de video, en el tratamiento del sonido y
de la imagen o si te gusta el diseño gráfico, disfrutarás con esta titulación.
Los lugares donde
podrás trabajar cuando termines tu titulación son muy variados. (…)
Qué
bonito todo, y qué pena que la mayoría de cosas no sean o no vayan a ser
verdad. La ilusión esa de la que hablé antes me duró bien poco, no era como me
lo imaginaba y, sobre todo, no era como me lo pintaron. Es curioso que el
engaño comience desde el primer folleto, continuándolo durante toda la carrera.
Hemos
aguantado en estos dos años asignaturas sin sentido, material que brilla por su
ausencia (y además de poco casi imposible de usar), clases en sótanos y pésimos
profesores. Pero para la UMA todo está perfecto y por ello se vanagloria con
que es “transparente”, o eso podemos leer en la parte superior de la nueva web
en la que dice UMA TRANSPARENTE. Si
nos metemos dentro podemos ver los 225.024.846 que se gastan al año (de ese
dinero percibo poco a mi alrededor), o los 40.000 euros al año que cobran
algunos profesores (y pensar que ciertos personajes cobran un pastón por no
enseñar nada ¡¡¡QUE INJUSTO!!!). A la UMA parece importarle los rankings más
que nada, por lo que le dedica un apartado con la situación de “nuestra”
universidad respecto a otras, no es de extrañar que ni siquiera aparezca entre
las diez primeras de España.
Si fuera
por sus alumnos la última posición la tendrían asegurada, pero nuestra opinión
no les interesa, no podrían publicarla, quedarían en mal lugar ante los
demás; y son “transparentes”, pero no imbéciles.
Samuel García Martín
No hay comentarios:
Publicar un comentario