La entrada en cuestión, del 11 de marzo de 2013, habla del espectáculo
circense (que recientemente pasó por Málaga) El Manicomio de los Horrores y reproduce un malestar
generalizado en determinados sectores de la población (e incluso del
panorama político) que ven en la función una apología hacia la
estigmatización
de las enfermedades mentales. Con todo el respeto hacia su autor, y
habiendo visto el espectáculo (del que salí tan encantado como el
año pasado, en su anterior edición El Circo de los Horrores),
voy a dar mi opinión con respecto al tema.
La
presencia de la enfermedad mental en la edición de este año de El
Circo de los Horrores es un
recurso estético, recurrente en el cine, como una más de las temáticas típicas
que se han dado en el Terror
occidental. El gran parecido
del personaje principal del espectáculo con el clásico Nosferatu
(exactamente igual al del año pasado) es
un ejemplo de esto.
No son todos los que están ni están
todos los que son. El
espectáculo termina con esta frase, colocada en un punto elevado a
la visión del público durante toda su duración, que (en mi
opinión) dignifica a los afectados de enfermedad mental al
simbolizar dos cosas: la culpabilidad de la sociedad al recluir a
personas que, más que dementes, son inadaptados del sistema en el
que vivimos y las ambiguas fronteras de la locura, haciendo ver lo
cerca que estamos todos de ese loco que llevamos dentro. Suso Silva, director del Circo, dijo en una entrevista: en realidad este espectáculo trata, en el
fondo, de explicar que todos los actores somos un poco bipolares, que
tenemos dos personalidades: la nuestra, la que nos llevamos a casa, y
la del personaje que estamos interpretando, y lo que intentamos es
enseñaros quién hay debajo de cada uno de los personajes.
Tal vez los grupos
indignados por el espectáculo deberían dirigir sus quejas y
críticas hacia el poder político, que no para de recortar en presupuestos a la Sanidad (y a los centros de
salud mental con ello), antes que a un grupo de artistas que,
utilizando una temática clásica en la historia del Terror, intenta
ganarse la vida con un determinado espectáculo circense.
¿Qué hace más
daño a los enfermos mentales?
Francisco J. Romero
G.
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