<<¿Ha sido pintada?>> Fue
la inusitada respuesta con la que Henri Cartier-Bresson reaccionó cuando, a
petición de Walt Lloyd, debió pronunciarse acerca de esta fotografía, allá en
los flamantes años cincuenta.
Despreciado
por las vanguardias, desterrado de las formalidades, James Ford y su fotografía
Fugases, debieron irse al garete del
olvido y morir antes de nacer. Arte, así eres.
Cynthia
Freeland hace una pequeña mención a la breve carrera de Ford y su fotografía
progresista en Pero ¿esto es arte? Ya
lo sabéis porque lo vimos en clase.
De
los poquísimo teóricos de la imagen que se han atrevido a hablar del trabajo de
Ford, Desmond Hume es probablemente su único defensor. Hume entiende Fugases, y en general toda la obra
fotografica de Ford, como la entiendo yo: como un poema visual.
Fugases no
es solo ritmo, color y composición, ni mucho menos. Es arte porque conmueve, a
mi me conmovió. Es arte porque transgrede cualquier formalidad. Discurso
metafísico que habla de cosas tan efímeras como la inmensidad del universo, la
inquisición mental del hombre postmoderno, la instantaneidad de la cultura
visual, y sobre todo, es una protesta pragmática a la filosofía
prerrenacentistas que como nos cuenta Charles Widmore en su inmortal ensayo, Otras fotografícas, y como ya sabéis
vosotros, está floreciendo de nuevo en pleno siglo XXI.
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