lunes, 1 de abril de 2013

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"El Mal", la escuela de nuestros difuntos familiares.


Para mi, Málaga es como cualquier otra ciudad, y lo digo con criterio porque he estado en Ámsterdam, Londres, París, New York, Japón y Rusia. Bueno, todo esto es mentira, viajar es de modernos sin estilo, no he salido de mi ciudad natal en mi maldita vida, solo una vez fui a Salou (Barcelona) y fue por viaje de fin de curso; y no recuerdo nada significativo de ese penísculo (y eso que por aquella época todavía no bebía bebidas alcohólicas, solo mi crack; a mi mi crack que no me quiten).

Bueno, a lo que voy, que habiendo visto tan poco mundo, al venir a Málaga me tendría que haber sorprendido o algo así, pero a mi parecer esta ciudad del demonio es estúpida y no veo a Dios por ninguna parte, exceptuando en mi ancla delantera y el peludo puerto de embarque.

Pero si tengo que elegir obligatoriamente un lugar concreto, elijo la playa. A ver si me muero ya. En la playa te bañas y te da “gustito” si aprender a orinar sin tragar agua con el “pito”. Hay chicos guapos con pulseras bonitas y yo entiendo que lo que les pasa es que no saben lo que les pasa. Hay algo muy gangsta que se puede hacer solo en la playa, y está al alcance de cualquiera, si, estoy hablando tragar agua del mar sin querer, con suerte después de que te “rompa” una ola.

Bueno, adiós. Este trabajo del blog está empezando a ser cansino, a mi ya no me hace ninguna ilusión.

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