martes, 19 de marzo de 2013

0

Camino a la misantropía




Un día cualquiera, pasada la media noche, subiendo a meditar al monte, cansado de soportar a otras personas, huyendo del peso de la moral y las normas sociales, sumergido en el amargo hastío de convivir conmigo mismo y con mis absurdos deseos que solo traen más deseos que nunca se sacian.
En este alentador clima se toma la fotografía (si entendemos fotografía como la mera reproducción de un fragmento del espacio/tiempo y no como arte) que se hizo con la más sublime ausencia de sentido, utilidad u objetivo concreto. Bueno, siendo sinceros si que había un objetivo: buscaba saber la cantidad de ruido y grano digital que generaría una cámara compacta barata en condiciones tan extremas en cuanto a la ausencia de luz.

Se me ocurrió tomar esta fotografía cuando me toqué el bolsillo y noté que había olvidado dejar la cámara en casa. Entonces nació la curiosidad por conocer el nivel de ruido de la cámara, un objetivo igual de importante que el más sesudo, artístico y profundo de los objetivos; otra de las absurdas e inútiles ideas de una mente que solo busca evitar el pensamiento profundo y en consecuencia autodestructivo, como hacen todas las mentes a modo de mecanismo de conservación y supervivencia. Y como está haciendo ahora mismo esta mente que pierde el tiempo escribiendo algo que no servirá para nada más que para buscar ideas y pensamientos refinados y profundos que se hunden en la más eterna e infinita profundidad y no llevan a ningún lado. Quizás solo paralicen al sujeto en una espiral de búsqueda y deseo para evitar así la lógica y consecuente acción que ponga fin al dolor, a la vida.  


-Daniel Herrera Torres-

No hay comentarios:

Publicar un comentario