martes, 16 de abril de 2013

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Un poco más americanos, a little bit less spanish

Desde pequeño quedé fascinado por la cultura americana, como el 90 por ciento de los niños que ven en las películas esos cereales en forma de ruedas de colores y esos juguetes que molaban más que los tuyos.
Siempre tuve esa intriga de probar la famosa mantequilla de cacahuete… hasta que la probé hace poco…y tengo que decir que jamás la volveré a probar.


El fútbol americano, tipos con armaduras haciéndose placajes y celebrándolo, el hockey sobre hielo, en el que a parte de marcar goles, el árbitro permitía darte guantazos con el rival… deportes fascinantes desde el punto de vista de un niño que se iba enamorando cada vez más de una cultura lejana, pero que se acercaría poco a poco con el paso de los años.
Siempre he querido jugar al baseball, hacer un home run, pero tuve que conformarme con un pseudo-deporte inventado (o no inventado) por mis profesores de educación física en el colegio, llamado de una manera un tanto forzada “futbaseball”; un sucedáneo del baseball mezclado con el fútbol.
Amo el baloncesto por culpa de esa dichosa cultura. Amo la NBA y lo que rodea a ese espectáculo. Es mi pasión, mi deporte.
Ahora, la globalización ha hecho que todo el mundo esté familiarizado en estos tiempos con la comida americana de alguna manera, existe “Burger King” y “Mc Donalds”, existe “Foster Hollywood” y existe “Peggy Sue”, para los más nostálgicos, pero nos emocionamos cuando encontramos tiendas especializadas en productos estadounidenses.
Hemos aprendido inglés traduciendo la música que nos gustaba, jugando a videojuegos con un diccionario bilingüe y viendo series y películas en versión original.
Nos gusta lo americano y de alguna manera, lo americano marcó nuestras vidas, al menos la mía, pero al margen de que haya marcado o no a alguien este tipo de experiencias, cierto es que, conforme pasa el tiempo, somos aunque no queramos, un poco más americanos.


F.L.A.S.H.

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