lunes, 29 de abril de 2013

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La UMA me ha tratado regular



Hola, soy Beezow Doo-doo Zopittybop-bop-bop, ¿qué tal? ¿Cómo os encontráis? Vengo a contaros mi historia: cómo llegué a la UMA y acabé herido en el camino. Es muy triste, dramático quizás, pero me gustaría que sonrierais interminablemente mientras lo leéis: vuestra felicidad es la mía. Por favor, sonreíd, sed felices, no dejéis de creer en vuestras posibilidades pues ellas no lo harán en vosotros.

En mi vida diaria me gusta ser yo mismo, muy mío. Es una de mis peculiaridades favoritas, la originalidad es mi mesías en este camino y mi identidad mi Calderón de la Barca particular. Es por eso que elegí Comunicación audiovisual como carrera, porque creo que me define como ser humano y como homo sapiens al mismo tiempo. Ya me entendéis.

¡Pero todo salió mal! Resulta que hay que estudiar algunos rollos muy jodidos de los que ni siquiera me gusta platicar en público. Y más importante, estudiarlos en un zulo con el que no me identifico en absoluto: la represión de la sociedad ataca de nuevo, la mano negra de la conspiración genética y orquestal me hizo tener que resguardarme bajo unas paredes asfixiantes a una temperatura que ya la querría Super Mario Bros. para sí mismo. Entendéis lo que quiero decir, ¿no?

Y aquí me encuentro ahora, siendo yo mismo y mi mecanismo, girando, sin parar, hacia un destino mejor: más brillante y multicolor. Me gusta pensar que todo esto ha sido un mero trámite, que la UMA me va a tratar como ese pequeño punto del universo que soy: pequeño pero tan trascendente como cualquier otro ínfimo pero apetecible y comestible ser de color sepia. No al zulo, sí a ser tú mismo. Os quiero. Un beso,


Beezow Doo-doo Zopittybop-bop-bop

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